domingo, 14 de junio de 2015

Ford Mustang 2015


El Ford Mustang es un vehículo con carrocería cupé o descapotable, en ambos casos de 4,78 metros de longitud, con el motor en posición delantera y tracción en las ruedas traseras. 


La sexta generación de este modelo, el Mustang 2015, está a la venta desde 37 000 euros con carrocería cupé  y motor de 317 caballos. Con el motor de 421 caballos cuesta 44 000 euros.

Ford ha dicho que es la primera vez que se construye un Ford Mustang pensado para mercados como el Europeo. Según el fabricante, uno de los puntos claves de este Mustang es que la suspensión posterior, de paralelogramo deformable frente a la anterior de eje rígido, mejora sensiblemente el manejo en curvas y dota al coche de un tacto más deportivo. No he conducido ninguno de los Mustang anteriores para comprobarlo. Si bien el tipo de suspensión es idéntico para cualquier mercado, hay diferencias en los ajustes finales.


Bajo mi punto de vista, el Ford Mustang admite una conducción ágil en curvas medias y rápidas. No me da la impresión que sea rápido de reacciones en las vías más lentas, ni tampoco es de esos coches que ofrecen gran retorno de información a su conductor a través de la dirección, como por ejemplo lo hace un Porsche. Es posible seleccionar varios modos de conducción desde una palanquita que hay justo por delante de la palanca de cambios ; desde otra también se puede modificar la dureza de la dirección asistida. En el modo Sport, la dirección se siente mejor que en el modo Confort si bien la diferencia no es determinante.

Por lo tanto, el Mustang no es un deportivo en sentido estricto, sino un cupé o cabrio con el que se puede circular rápido —tiene neumáticos anchos que dan mucha adherencia y un motor potente—, y con un nivel de seguridad correcto. El mayor encanto del Mustang quizá no sea su manejo en curvas, sino más bien la entrega de potencia de sus motores y el sonido que producen, en especial el V8.

Este motor no sólo se encuentra cómodo a bajo régimen, pues también sube de vueltas con exquisita suavidad y rapidez, pero sin la estridencia de los motores pequeños de giro rápido. Ford dice que ha intentado que el ruido de escape que emite este Mustang V8 se parezca al del modelo original de 1965. No sé si efectivamente lo ha conseguido. Lo que puedo decir es que el sonido es grave, que tiene poco que ver con el de un motor «normal» moderno y que cambia de tono a medida de sube de régimen, como si compusiera una melodía.

El motor de cuatro cilindros no es tan emocionante pero sí más racional por consumo y precio. Es un motor que empuja con fuerza. De hecho, creo que la diferencia de aceleración respecto al motor V8 es casi lo de menos. El Ford Mustang de cuatro cilindros no funciona con la misma ausencia de vibraciones a bajo régimen y el ruido que produce no tiene que ver. De hecho, el sonido que se oye en el habitáculo proviene, en su mayor parte, de los altavoces del equipo de sonido. Trata de emular, yo diría que exitosamente, al de un motor de mayor número de cilindros y cilindrada.

La diferencia más importante entre las dos carrocerías del Mustang tiene que ver con las sensaciones de conducción. El Cabriolet es ligeramente más impreciso, posiblemente también menos ágil e invita a una conducción más sosegada. Ford dice que los ajustes de la suspensión son bien distintos en una u otra carrocería; el Fastback tiene unos ajustes más duros. De hecho, hay más diferencia en la dureza de suspensión entre dos Mustang con distinta carrocería que entre dos Mustang con la misma carrocería y distinto motor.

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